LADE sin aviones para cumplir con vuelos
• BUSCAN QUE GENERE GANANCIAS SIN INVERTIR PARA AMPLIAR LA FLOTA
EDGARDO AGUILERA
A 76 años de la creación de Líneas Aéreas del Estado (LADE), la empresa pública suma proyectos pero sin suficientes aviones. Hoy, en la sede del Círculo de Oficiales de la Fuerza Aérea, ubicado en la avenida Córdoba, el titular de la aeronáutica, brigadier mayor Enrique Amreim, conmemora el vuelo inicial, realizado el 4 de setiembre de 1940, bajo la denominación de entonces, Líneas Aéreas del Sudoeste (LASO), más tarde se cambió por LADE.
La flota de la empresa que explota la Fuerza Aérea cuenta a la fecha con tan sólo dos aviones SAAB 340 de los cuatro que se adquirieron en 2009, un Fokker F-28 y dos aviones de menor porte, Twin Otter, todos con la ciclópea misión de conectar miles de habitantes de destinos patagónicos que no tienen acceso a ciudades de cabecera donde operan las aerolíneas comerciales. El dilema de qué es lo primero si la frecuencia o el equipo (los aviones) no cuenta en una entidad como LADE que nació para emprender una acción comunitaria fomentando el desarrollo social y económico de la región. Ahora, la apuesta del Gobierno, iniciativa del secretario de Logística del Ministerio de Defensa, Walter Ceballos, es sumar una frecuencia para turismo de aventura en la Antártida. El funcionario informó que los vuelos comenzarán a partir del verano de 2018. Antes hay que encuadrar la pista de la base Vicecomodoro Marambio a la normativa y regulaciones de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) y del ente local, la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC), dotarla con sistemas de ayuda a la aproximación y aterrizaje por instrumentos, entre otros rubros. Y también contar con aviones, diría Perogrullo. Uno de los aparatos que es la columna vertebral de LADE, el Fokker F-28, igual que lo dispuesto para el cazabombardero A4-AR y por las mismas razones: discontinuidad de provisión de repuestos por obsolescencia de los aparatos, será desprogramado en 2018. La baja del Fokker, aunque nunca se lo utilizó para vuelos antárticos porque su operación allí es compleja por limitaciones de combustible, abre interrogantes sobre la iniciativa antártica. Sin el F-28, LADE tendrá que incorporar un reemplazo y aviones adicionales para el emprendimiento al continente blanco.
Se sabe que en una reunión de gabinete, ante el aguijoneo militante de Ceballos sobre LADE, el presidente Macri le contestó: "Busquen soluciones, debe autofinanciarse o generar su propia ganancia porque no pondré un peso para sostenerla".
La orientación apunta a una solución conocida en el negocio aerocomercial para billeteras flacas: el contrato de leasing. Es la forma de acceder a la disponibilidad de aeronaves sin grandes erogaciones de una compra. Rápido de reflejos Ceballos dijo a la agencia Telam que para vuelos de turismo antártico "se tomó la decisión de equipar a LADE con aviones de transporte turbohélice que podrían ser el ATR-72 o el Bombardier Q-400, aunque no está definido si serán en leasing o compras".
La gestión Kirchner no invirtió en LADE pero en el último tramo el exministro Agustín Rossi echó mano al leasing con asistencia de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) y se anunció a tambor batiente la incorporación de dos aparatos Embraer ERJ 135 de 37 plazas a fin de 2015.
El jefe Amreim solicitó al actual ministro de Defensa, Julio Martínez, dejar sin efecto la contratación de esas aeronaves a pesar de que se habían girado los fondos al exterior. OACI acreditó u$s5.791.367 destinados a la contratación de los servicios de horas de vuelo (2000) para LADE que luego por decisión del titular de la fuerza se reasignaron al "mantenimiento y adquisición de repuestos para las aeronaves Lear Jet 35, Saab 340 y DHC Twin Otter, cuyos contratos se encuentran vigentes en la OACI y actualmente desfinanciados", decía la nota girada al ministro de Defensa.
LADE, jaqueada por la carencia de aeronaves y de un presupuesto acorde a las necesidades operativas sobrevive casi de la limosna pública, un puñado de horas de vuelo transferidas por la Fuerza Aérea y de ingenios empresariales de oportunidad, por caso, la venta de servicio de catering, el soporte y transporte logístico del rally Dakar y vuelos charter (con cuentagotas) a requerimiento de privados.
La flota de la empresa que explota la Fuerza Aérea cuenta a la fecha con tan sólo dos aviones SAAB 340 de los cuatro que se adquirieron en 2009, un Fokker F-28 y dos aviones de menor porte, Twin Otter, todos con la ciclópea misión de conectar miles de habitantes de destinos patagónicos que no tienen acceso a ciudades de cabecera donde operan las aerolíneas comerciales. El dilema de qué es lo primero si la frecuencia o el equipo (los aviones) no cuenta en una entidad como LADE que nació para emprender una acción comunitaria fomentando el desarrollo social y económico de la región. Ahora, la apuesta del Gobierno, iniciativa del secretario de Logística del Ministerio de Defensa, Walter Ceballos, es sumar una frecuencia para turismo de aventura en la Antártida. El funcionario informó que los vuelos comenzarán a partir del verano de 2018. Antes hay que encuadrar la pista de la base Vicecomodoro Marambio a la normativa y regulaciones de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) y del ente local, la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC), dotarla con sistemas de ayuda a la aproximación y aterrizaje por instrumentos, entre otros rubros. Y también contar con aviones, diría Perogrullo. Uno de los aparatos que es la columna vertebral de LADE, el Fokker F-28, igual que lo dispuesto para el cazabombardero A4-AR y por las mismas razones: discontinuidad de provisión de repuestos por obsolescencia de los aparatos, será desprogramado en 2018. La baja del Fokker, aunque nunca se lo utilizó para vuelos antárticos porque su operación allí es compleja por limitaciones de combustible, abre interrogantes sobre la iniciativa antártica. Sin el F-28, LADE tendrá que incorporar un reemplazo y aviones adicionales para el emprendimiento al continente blanco.
Se sabe que en una reunión de gabinete, ante el aguijoneo militante de Ceballos sobre LADE, el presidente Macri le contestó: "Busquen soluciones, debe autofinanciarse o generar su propia ganancia porque no pondré un peso para sostenerla".
La orientación apunta a una solución conocida en el negocio aerocomercial para billeteras flacas: el contrato de leasing. Es la forma de acceder a la disponibilidad de aeronaves sin grandes erogaciones de una compra. Rápido de reflejos Ceballos dijo a la agencia Telam que para vuelos de turismo antártico "se tomó la decisión de equipar a LADE con aviones de transporte turbohélice que podrían ser el ATR-72 o el Bombardier Q-400, aunque no está definido si serán en leasing o compras".
La gestión Kirchner no invirtió en LADE pero en el último tramo el exministro Agustín Rossi echó mano al leasing con asistencia de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) y se anunció a tambor batiente la incorporación de dos aparatos Embraer ERJ 135 de 37 plazas a fin de 2015.
El jefe Amreim solicitó al actual ministro de Defensa, Julio Martínez, dejar sin efecto la contratación de esas aeronaves a pesar de que se habían girado los fondos al exterior. OACI acreditó u$s5.791.367 destinados a la contratación de los servicios de horas de vuelo (2000) para LADE que luego por decisión del titular de la fuerza se reasignaron al "mantenimiento y adquisición de repuestos para las aeronaves Lear Jet 35, Saab 340 y DHC Twin Otter, cuyos contratos se encuentran vigentes en la OACI y actualmente desfinanciados", decía la nota girada al ministro de Defensa.
LADE, jaqueada por la carencia de aeronaves y de un presupuesto acorde a las necesidades operativas sobrevive casi de la limosna pública, un puñado de horas de vuelo transferidas por la Fuerza Aérea y de ingenios empresariales de oportunidad, por caso, la venta de servicio de catering, el soporte y transporte logístico del rally Dakar y vuelos charter (con cuentagotas) a requerimiento de privados.
fuente: www.ambito.com
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