miércoles, 15 de septiembre de 2010

FAdeA sin Alas

Verdades a medias en un conflicto que gana virulencia
A veces se miente sin decir mentiras, sino ocultando una parte de la verdad, dice el refrán.


A veces se miente sin decir mentiras, sino ocultando una parte de la verdad, dice el refrán. Esa situación parece darse en la reestatizada Fábrica Militar de Aviones (Fadea), que lleva 20 días de paro lanzado por la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (Apta), bajo denuncias de “inactividad” y de “vaciamiento”. La fábrica fue pionera por producir los primeros aviones a reacción en Latinoamérica como el Pulqui en 1947, pero con los años, por la falta de una política de Estado para el área, perdió esa posición que fue ganada por la brasileña Embraer. En 1995, el ex presidente Carlos Menen la concesionó a la multinacional estadounidense Lockheed Martin y el año pasado la presidenta Cristina Fernández la reestatizó.

Durante la concesión que llevó adelante la Lockheed tampoco se cumplió con las promesas de relanzar la fábrica y conseguir nuevos clientes y contratos. Pero la rebautizada Fadea tampoco pareciera tener un plan estratégico para una industria tan exigente y competitiva como la aeronáutica.

Más allá de las promesas de Cristina al nacionalizar la fábrica, nunca se dio a conocer la existencia de un programa concreto.

Como una reacción al paro, las autoridades salieron a informar sobre los contratos con el Estado por 800 millones de pesos hasta 2011 y posibilidades de negocios con Embraer, que no están cerradas. Las cotizaciones realizadas a la empresa brasileña habrían tenido un precio alto, lo que las haría poco competitivas.

También la semana pasada visitaron la fábrica dos altos ejecutivos de la Boeing –Joseph McAndrew y Thomas Dewald– para analizar la posibilidad de presentar el avión Pampa como candidato a una licitación que llevará adelante la Fuerza Aérea de Estados Unidos para adquirir un avión de entrenamiento avanzado. Los estadounidenses se reunieron con el directorio pero se encontraron con una fábrica parada. Todas aparecen como promisorias perspectivas de negocios, pero de allí a que se concreten hay un largo trecho.

Desde lo gremial la medida lanzada por Apta parece desproporcionada y tampoco se explica con claridad el supuesto vaciamiento. La Fuerza Aérea asegura que el banco de motores que se instalará en Morón no le sacará trabajo a la fábrica cordobesa. Como telón de fondo surge una disputa gremial interna y un posicionamiento político de Apta, distanciado ahora del kirchnerismo. Autoridades y gremio parecieran decir verdades a medias. Mientras, la fábrica sufre pérdidas millonarias.
fuente:www.lavoz.com.ar

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