"Nunca se repuso el material perdido en Malvinas"
El jefe militar Eduardo La Torre admite que hay restricciones presupuestarias, pero que ello no altera la instrucción de vuelo de los alféreces aspirantes a piloto.
E l director de la Escuela de Aviación Militar, brigadier Eduardo La Torre, admitió que desde la Guerra de Malvinas, en 1982, la Fuerza Aérea nunca recuperó la capacidad operativa, aunque afirmó que en la actualidad, y pese a las carencias económicas, se brinda normalmente la instrucción a los alféreces que optan por la carrera de piloto.
Resguardando datos sensibles en materia de cantidad de material disponible para la aviación militar, La Torre sostuvo que la Escuela de Aviación hoy tiene capacidad para muchas más actividades, pero los “lineamientos” que baja el Ministerio de Defensa obligan a cumplir una retracción.
El jefe militar mantuvo una entrevista con La Voz del Interior en coincidencia con el año del centenario de la Escuela de Aviación y con una fecha emblemática: el 1° de mayo se cumplen 30 años del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina en la contienda bélica con Gran Bretaña.
–En Malvinas perdieron 100 aviones. ¿Cuántos aviones representa esa cifra del total de la flota?
–Fue un golpe muy duro.
No puedo pasar muchos datos por lo sensible que es la información. Fue un número importante.
–¿Y cuánto se recuperó desde entonces?
–De la recuperación de ese número importante, todavía no alcanza las necesidades operacionales que la Fuerza realmente tiene. Por una cuestión estratégica no le puedo dar datos, pero sí, ese centenar lo doy porque fue un valor muy conocido por todo el mundo. Hubo no sólo pérdida de material; cuando uno vuela un avión en condición de combate lo vuela más allá de los límites operacionales ideales y ese esfuerzo de la máquina con el tiempo se paga. El avión se resiente y trae también sus complicaciones. Ustedes saquen sus propias conclusiones: si no hubo una reposición de aquel material que se perdió
y lo poco que hemos podido
aggiornar ha sido sobre la base de aviones ya usados, imagínese cuál es la situación.
–Se dice que la Escuela de Aviación no puede adiestrar a sus pilotos por falta de material de vuelo. ¿Qué opina?
–De una manera equivocada, la nota periodística decía que los pilotos se encontraban haciendo cualquier otra actividad, como un curso de inglés, porque no había qué volar. Debo decirle que el curso de inglés para un aviador es obligatorio; le va a permitir desempeñarse en los escenarios nacionales e internacionales.
–¿Y la parte material del adiestramiento?
–Por el efecto pos Malvinas, el material ha ido envejeciendo y no hubo puertas abiertas en el mercado internacional. Quizás por otras prioridades en el país, como en las áreas de salud, educación, seguridad, se relegó la reposición del material a otros proyectos, como tomar el Pampa y modernizarlo. Era lo que el país podía hacer en su momento. En lo que hace al material de vuelo de la Escuela de Aviación Militar, nos encontramos en un proceso de renovación y remodelación. El viejo Mentor está en un estudio de factibilidad para ver cuánto más puede seguir volando; pero la buena nueva es que de la mano de Fadea (Fábrica Argentina de Aviones) nace la esperanza de un avión entrenador que sea capaz de reemplazar al Mentor. Hoy es una realidad y se llama IA-73 que ha presentado Fadea en sociedad.
–¿Está garantizada la preparación de los aspirantes a piloto?
–Está garantizada no sólo en las habilidades necesarias para ser aviador militar, sino además para definir la especialidad
que va a seguir: piloto de helicóptero, piloto de caza o piloto de transporte. Los aviones de adiestramiento están volando.
–Se dice que los aviadores militares terminan en la aviación comercial civil por razones económicas. ¿Es así?
–Es un hecho consumado. Medible hasta económicamente para el país por lo que representan esas pérdidas. Las llamamos pérdidas, pero son éxodos. Esos éxodos tienen sus orígenes en diferentes motivos, algunos vocacionales. De pronto el hombre se queda con sus expectativas truncas porque no ve proyección, no ve material nuevo para poder aggiornarse a sus pares de otros países, no ve incentivos desde el punto de vista económico, y eso genera crisis en el ser humano. Algunos dudan y se van y otros, como el caso mío, más aún después de la experiencia de la Guerra, que comprendemos el “para qué” de manera cabal, nos mantenemos firmes, incólumes.
–Éticamente lo veo mal; pero es un fenómeno mundial.
fuente:www.lavoz.com.ar