El gobierno de Dilma Roussef envió misivas a los EE.UU., Francia y Suecia solicitando mantener las condiciones de compra hasta fin de año. Es la tercera postergación en el programa FX-2 para dotar de nuevos cazas a la Fuerza Aérea Brasileña.
A pesar de que el ministro de defensa Celso Amorim anunció recientemente en el Congreso brasileño que el acuerdo de adquisición del nuevo caza sería anunciado durante este primer semestre del año, días atrás el gobierno de Brasilia solicitó a la estadounidense Boeing, la francesa Dassault Aviation, la sueca Saab, y a sus respectivos gobiernos nacionales, la extensión y congelamiento de sus propuestas hasta el 31 de diciembre.
Según señala el diario Folha de Sao Paulo en la edición del viernes pasado, el texto enviado el 20 de junio a través de las embajadas en Brasilia, fue firmado por el brigadier Carlos de Almeida Batista Júnior, presidente de la Comisión Coordinadora del Programa de Aeronaves de Combate (COPAC), responsable de la aprobación de las propuestas.
De acuerdo con el diario paulista, el gobierno de Roussef considera inoportuno realizar el anuncio de este contrato valuado entre u$s 6.000 M y 8.000 M en un contexto de crisis internacional y bajo crecimiento económico.
Se trata de una postergación más en el programa de renovación de cazas de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), en el que hoy compiten el Boeing F/A-18 Super Hornet, el Dassault Rafale, y el Saab Gripen. El programa FX se inició durante el gobierno de Henrique Cardoso, pero en 2005 fue suspendido por el gobierno de Lula da Silva, que más tarde lo retomaría denominándolo FX-2. En 2010 el mismo presidente se apresuró al afirmar que el Rafale era el sistema de armas ganador, pero el anuncio se realizó sin que aún estuviera completa la evaluación de la FAB sobre los tres cazas en competencia. Según Folha, esa evaluación puso al sueco en el primer lugar de preferencias, al norteamericano en segundo puesto, y al francés -preferido por el área política- en último lugar.
El programa entonces volvió a postergarse hasta el nuevo gobierno de Dilma Roussef. Y ahora otra vez.
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