Peligra abastecimiento de una base antártica
Por: Edgardo AguileraLa base, ubicada a unos 1.300 kilómetros del Polo Sur, tiene un régimen logístico riguroso, debe completarse al ciento por ciento con todo lo necesario para garantizar la supervivencia de la dotación de 17 hombres por dos años consecutivos, tarea que implica la utilización de un rompehielos.
Ese margen de seguridad da autonomía a los moradores porque si en la campaña del verano 2013-2014 no hay rompehielos o fracasa la misión por causas climáticas, sólo quedará evacuar y cerrar la base.
El emplazamiento está habitado por hombres del Ejército Argentino y científicos de la Dirección Nacional del Antártico; «la precaución no es un capricho, es experiencia acumulada por el Ejército en más de 100 años de actividades ininterrumpidas en este confín del continente blanco que no perdona imprevisiones», dijo a este diario un uniformado que estuvo en Belgrano II.
Hasta 2007, esa tarea estaba a cargo del rompehielos Almirante Irízar, pero un incendio inexplicable lo dejó fuera de servicio y desde entonces el país arrienda transportes alternativos de empresas privadas. Otro damnificado por el uso de una aeronave en reemplazo del rompehielos es el director nacional del Antártico, Mariano Memolli, responsable y ejecutor del Plan Anual Antártico 2013, Científico, Técnico y de Servicios, en el que la Cancillería fija las pautas de la política exterior antártica.
El primer objetivo del plan en el Programa Infraestructura, Desarrollo y Mantenimiento de Bases, Refugios y Laboratorios es la base Belgrano II; se pide terminar detalles constructivos de la casa principal, finalizar la infraestructura de la base para posibilitar adecuada protección al personal, instalar sismógrafos, medir el ozono; se necesita transportar más de 40 tubos de helio y otros tantos de nitrógeno, destinados a los globos sonda, además de herramientas especiales, y deben replegarse más de 60 tubos vacíos. Los científicos dudan de que tan preciada carga pueda llegar indemne lanzada con paracaídas.
No es la primera vez que por la falta del rompehielos el Gobierno recurre a la solución de compromiso de arrojar la carga desde el aire. En la campaña de verano 2009-2010 contrató los servicios de un avión ruso Ilyushin IL-76 a un costo superior a los 3 millones de pesos; también hubo dos lanzamientos desde aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea.
Ahora se repite la emergencia porque la licitación pública Nº 77/2012 impulsada por el Ministerio de Defensa para el alquiler de un rompehielos, un buque polar y dos helicópteros quedó desierta en el renglón correspondiente al rompehielos, navío imprescindible para penetrar el hielo duro que rodea a la Belgrano II.
El comandante operacional del Estado Mayor Conjunto, brigadier mayor Humberto Trisano, es responsable de planificar, dirigir y ejecutar la actividad logística antártica, según lo establece el Decreto Nº 11.798/2008. Carlos Lugones, director del Servicio Logístico del Ministerio de Defensa, decide a quién contratar luego del proceso licitatorio. Ambos viven en tensión porque la guerra de impugnaciones entre las dos empresas que pujan por quedarse con el contrato de alquiler del buque polar y los dos helicópteros trabó el proceso licitatorio y está en riesgo la provisión de pertrechos para todas las bases del sistema antártico, integrado por seis bases permanentes y siete que se abren en verano. En las últimas cinco campañas, Defensa otorgó el arriendo a la empresa rusa FESCO (Far Eastern ShippingCompany), cuyo representante local es TradeBaires SA. El navío polar VassilyGolovnin, con dos helicópteros Kamov 32, cumplió la tarea, pero este año la oferta superó en un 30 por ciento la presentada por su competidor, Transport&Services, aunque el navío de esta última no reuniría las condiciones técnicas adecuadas para la misión.
fuente:www.ambito.com
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