miércoles, 10 de diciembre de 2014

Todo para subir tranquilos al avión

Viajes largos. Contratar un seguro de salud y seguir recomendaciones para evitar el “jet lag” 
pueden aliviar y hacer todavía más agradable la estancia en el destino turístico elegido.

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Viajar en avión para trasladarse a destinos alejados puede provocar un trastorno en el descanso llamado “jet lag”. Se produce al atravesar husos horarios de manera rápida. También se pueden generar problemas digestivos y cambios en la personalidad y el ánimo.
Este malestar incluye sueño, pocas ganas de dormir, estados de ánimo cambiantes y hasta trastornos digestivos.
En estos casos, se recomienda seguir las siguientes pautas:
Durante el vuelo. Ajustar el reloj a la hora del sitio de destino. Dormir sólo durante las horas de la noche correspondiente al sitio de destino. Para mantenerse despierto durante las horas del día correspondiente al sitio al que se acude, lo ideal es moverse, escuchar música, ver una película o caminar.
Después del vuelo. Dormir en los horarios de la noche del lugar de destino, no durante el día.
Alimentación. Evitar cenas copiosas. Las comidas con alto contenido proteico (carnes, huevos) y cafeínas deben ingerirse preferentemente por la mañana y mediodía.
Desde la llegada, y en los primeros días, las cenas deben ser ricas en hidratos de carbono (jugos de frutas, postres).
Evitar estimulantes como el café, el té y el alcohol.
Medicamentos. Si el viaje tiene una diferencia grande en husos horarios, a algunos viajeros se les aconseja una medicación, como la melatonina, que está indicada sólo para corregir los cambios en el ritmo circadiano del sueño, y se administra durante el día previo al viaje, hasta unos días después del arribo. Si no fuera suficiente, se indica un hipnótico del tipo selectivo durante las primeras noches para conseguir una más rápida adaptación al nuevo horario.
Exposición a la luz solar. Durante los dos primeros días del arribo, realizar caminatas al aire libre por 60 a 120 minutos por la mañana y la tarde 
del horario local del país de arribo.
Para que los niños duerman en el avión se los puede despertar antes la jornada anterior o la del propio vuelo. También se los puede preparar a las comidas que prevalecerán en los lugares de destino.
Asientos
Por otra parte, se aconseja elegir la ubicación en el avión en función de las condiciones físicas del pasajero. Por ejemplo, tanto adultos mayores, como niños, deberían tener asientos próximos a los baños, para que no tengan que caminar trayectos más extensos en momentos en los que pueda haber turbulencias.
Los asientos del pasillo son mejores para las personas altas y, aunque hay asientos que pueden tener más espacio adelante (como los últimos), tienen dificultades para reclinarse, por lo que las personas que deseen dormir en el avión deben advertir esa situación a quienes expidan las tarjetas de embarque.
fuente: www.lavoz.com.ar

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