martes, 15 de febrero de 2011

Recuerdo de mujer piloto de 94 años

La primera cordobesa que piloteó aviones civiles
Tiene 94 años y vive en Buenos Aires. Obtuvo su carné en 1941 y enfrentó los prejuicios de la época. Es periodista e historiadora.


“Fue duro abrirme camino en un espacio de hombres”, dice a los 94 años. Coqueta hasta el extremo, a María Ligia Vich Ayala le siguen brillando los ojos cada vez que evoca su gran pasión: la aviación.

“Desde el patio de El Huerto (la escuela cordobesa en la que se formó) miraba pasar los aviones y soñaba con pilotearlos”, cuenta. Su afición no fue un mandato familiar, ni nada por el estilo. Al contrario, su entorno no entendía su vocación y lucha por insertarse en ese mundo que veían distante.

Peleó para que la admitieran y le permitieran finalmente realizar el curso de pilotaje, en un ámbito hegemonizado por varones. Su perseverancia fue más fuerte y se convirtió en la primera piloto civil de la provincia de Córdoba.

En 1941, obtuvo su carné (brevet) habilitante y al poco tiempo se radicó en la provincia de Buenos Aires. Su pasión fue más fuerte que todo. Casada con un piloto que pretendía “cortarle las alas”, decidió separarse y no resignar su sueño vital.

Esta cordobesa –que desde la década de 1940 vive en Buenos Aires– pasó, días atrás, como turista sus vacaciones en familia en Santa Rosa de Calamuchita. Allí la encontramos.

No tardó en contar que tuvo un escenario complicado para la época por ser mujer en ese rubro y, también, que realizó un esfuerzo económico para solventar el curso de aviadora e incrementar sus trabajos para afrontar los gastos. Recuerda con alegría que, entre otras actividades, le ayudaron sus colaboraciones en varios medios, como el diario cordobés Los Principios .

En 2007, en el Día Internacional de la Mujer, fue agasajada por la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, junto a otras pilotos militares, en una ceremonia realizada en el Aeroparque porteño.

María recuerda haber sobrevolado las sierras cordobesas, que por estos días visita en forma terrestre como turista, al igual que los aires de muchas provincias argentinas.

Supo pilotear el Focke-Wulf 44 -J y el Fleet, que eran aviones de entrenamiento de escuela y de acrobacia. “Eran aviones muy sencillos, uno iba con todo el cuerpo afuera y había que tener mucha pero mucha precaución”, relata.

Periodista e historiadora, en los últimos años despuntó su vocación a través de la escritura. Alas del cielo de Bragado e Intrépidas aviadoras son los títulos de sus libros que recopilan historias de mujeres pilotos, muchas veces desconocidas. A los 94, asegura que sigue planeando: ahora piensa en la redacción de un nuevo trabajo, del mismo tenor, pero incorporando a protagonistas masculinos.
fuente:www.lavoz.com.ar

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